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¿Por qué debería declararme insolvente?

🕒 Tiempo de lectura 4 min.

La insolvencia es uno de los escenarios más temidos por todo aquel que posee conciencia económica activa y puede ser para muchos el punto más bajo al que se puede llegar cuando se cuenta con un ejercicio comercial o patrimonial muy dinámico.

Sin embargo, pocos hasta ahora saben a ciencia cierta lo que en realidad esconde la declaratoria de insolvencia, sus efectos en la dinámica económica personal y las causas en las que en realidad procede este accionar.

¿Qué es la insolvencia?

Se considera que la insolvencia es una situación de carácter jurídico económica en la que un sujeto financiero se encuentra sin capacidad de cumplir con las obligaciones económicas que ha contraído.

Hablando de una forma más técnica, se considera insolvente a toda persona cuyo activo circulante sea inferior al pasivo que se le exige.

Este estado es conocido también como quiebra o bancarrota parcial y suele generar consecuencias inmediatas y a largo plazo para quien se acoge a ella.

¿Qué es la ley de insolvencia económica?

Se trata de un novedoso marco legal que tiene como fin último buscar medios de arreglos no judiciales evitando procesos de ejecución o embargo de bienes para quienes se encuentran en situación de quiebra.

Esta ley fomenta la negociación sobre la ejecución, dándole al insolvente la oportunidad de negociar nuevos plazos con sus acreedores, eso sí, evitando también el menoscabo de la deuda y el patrimonio de cada uno de los acreedores.

En principio la ley otorga un lapso de 60 días a quien se declare insolvente para, por medio de un centro de conciliación oficial, llegar a un acuerdo con sus acreedores, este plazo puede ser prorrogado por 30 días más siempre que el conciliador observe buena fe y disposición de las partes.

De igual forma durante este tiempo cesan de forma temporal todos los litigios judiciales así como el cobro de intereses, cuotas especiales por deuda o cualquier otro cargo.

Sin embargo, es necesario resaltar que la ley aunque obliga a los acreedores a asistir a la conciliación y a escuchar la propuesta del deudor, no los obliga a llegar a un acuerdo.

En caso de no alcanzar un acuerdo firme, se reanudarán los procesos judiciales y se procederá al cobro de los intereses moratorios, pues este reglamento no busca el cese de la obligación, sino más bien da la oportunidad de cumplir con ella.

¿Qué pasa cuando una persona es insolvente?

Al existir una declaratoria firme de insolvencia, los efectos son prácticamente inmediatos.

Por un lado cesan todo tipo de cobros y ejecuciones mientras dure el proceso, y durante el tiempo que dure se dispondrán de canales oficiales en busca de llegar a un acuerdo.

Sin embargo, sea cual sea el desenlace de este proceso existen algunas consecuencias negativas que afectarán al insolvente aún mucho tiempo después del acto.

Por ejemplo, la declaratoria de insolvencia queda asentada en tu expediente económico, algo que seguramente afectará cualquier solicitud de préstamo, crédito o financiamiento, pues quien se declara insolvente se considera un sujeto de alto riesgo.

Además por lo general la mayoría de los bancos realizan un cierre parcial de cualquier instrumento de crédito, como medida de protección a su capital, aun cuando esto está regulado. También puede ser el mismo caso para agencias de préstamos.

¿Cómo se realizar la declaratoria de insolvencia?

Por lo general, la declaratoria de quiebra o insolvencia se realiza siguiendo un par de pasos muy sencillos.

Primero es necesario acudir a un notario certificado presentando pruebas suficientes de la situación económica que se encuentra.

Lo ideal es revelar ingresos, gastos comunes y deudas totales, de esta forma el notario puede dar fe de la incapacidad para realizar los pagos de forma directa, acogiéndose así a la ley de la segunda oportunidad.

Es decir, si después de cubrir los gastos mínimos necesarios para subsistir no se cuenta con el circulante necesario para hacer frente a cada cuota de cada deuda, entonces se encuentra en una situación de quiebra o insolvencia.

Luego de esto, anteriormente se procedía a la ejecución de los bienes disponibles a fin de solventar dichas deudas, sin embargo gracias a la ley de insolvencia se proporciona la oportunidad de alcanzar un acuerdo de pago entre todas las partes evitando así cualquier camino judicial.

¿Por qué NO es recomendable declararse insolvente?

Aunque este procedimiento genera de forma inmediata un espacio de tiempo y la oportunidad de conseguir solventar las deudas con mayor comodidad, existen motivos muy razonables que pueden alejarte de esta vía.

 Graves efectos a largo plazo

 Al final puede que este sea uno de los motivos por los que no es aconsejable tomar este camino.

Y es que como ya se dijo antes, esta declaratoria deja estela en el expediente económico de quien la realiza, y aunque parezca una solución racional lo más seguro es que más adelante, superado el problema económico puntual, esta estela se convierta en un problema mayor de lo que fueron las deudas.

 Trámite ineficiente.

 Para muchos esta declaratoria es solo una buena forma de ganar algo de tiempo mientras se busca la forma de solventar la situación económica.

Y es que al final pocas veces los acreedores aceptan alguna de las propuestas cómodas presentadas en las jornadas de conciliación prefiriendo solicitar la ejecución de los bienes.

Si en tu caso cuentas con bienes que puedan ayudarte a solventar tu situación económica, lo más indicado es que antes de arriesgar tu futuro financiero dispongas de ellos a fin de pagar tus deudas.

Haciendo esto te ahorrarás un expediente económico poco aprovechable.

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